Huella Ecológica.


Huella ecológica





La huella ecológica es una medida indicadora de la demanda humana que se hace de los ecosistemas del planeta poniéndola en relación con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos. Representa «el área de aire o agua ecológicamente productivos (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) necesarios para generar los recursos necesarios y además para asimilar los residuos producidos por cada población determinada de acuerdo a su modo de vida en específico, de forma indefinida».1 El objetivo fundamental de calcular las huellas ecológicas consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma de vida y, compararlo con la biocapacidad del planeta. Consecuentemente es un indicador clave para la sostenibilidad.
La ventaja de medir la huella ecológica para entender la apropiación humana está en aprovechar la habilidad para hacer comparaciones. Es posible comparar, por ejemplo, las emisiones producidas al transportar un bien en particular con la energía requerida para el producto sobre la misma escala (hectáreas).

Cálculo


El cálculo de la huella ecológica es complejo, y en algunos casos imposible, lo que constituye su principal limitación como indicador; en cualquier caso, existen diversos métodos de estimación a partir del análisis de los recursos que una persona consume y de los residuos que produce. La cantidad de hectáreas utilizadas para urbanizar, generar infraestructuras y centros de trabajo.
  • Hectáreas necesarias para proporcionar el alimento vegetal necesario.
  • Superficie necesaria para pastos que alimenten al ganado.
  • Superficie marina necesaria para producir el pescado.
  • Hectáreas de bosque necesarias para asumir el CO2 que provoca nuestro consumo energético. En este sentido no sólo incidiría el grado de eficiencia energética alcanzado sino también las fuentes empleadas para su obtención: a mayor uso de energías renovables, menor huella ecológica.
Desde un punto de vista global, se ha estimado en 1,8 ha2 la biocapacidad del planeta por cada habitante, o lo que es lo mismo, si tuviéramos que repartir el terreno productivo de la tierra en partes iguales, a cada uno de los más de seis mil millones de habitantes en el planeta, les corresponderían 1,8 hectáreas para satisfacer todas sus necesidades durante un año. Con los datos de 2005, el consumo medio por habitante y año es de 2,7 hectáreas, por lo que, a nivel global, estamos consumiendo más recursos y generando más residuos de los que el planeta puede generar y admitir.

Aplicación y metodologías


El análisis Huella ecológica ha sido aplicado a varios niveles, desde la escala global,3 hasta el nivel hogareño.4En este estudio, el componente huella ecológica de Guernsey ha sido calculado y luego usado como una herramienta para explorar la toma de decisiones. Esto ha sido hecho considerando la huella ecológica de pasajeros de viaje, observando datos sobre series de tiempo y el desarrollo de escenarios.
La aproximación componente base, primero documentada por Simmons y Cambers (1998) y luego por Simmons et al., (2000) es un acercamiento diferente a la huella ecológica. En lugar de considerar el consumo de materias primas, este considera el efecto de transporte, energía, agua y desecho. Esta resultó una estructura más simplificada y educativa con mayor significado a nivel regional. Esto es principalmente porque está construido en torno a actividades que las personas pueden razonar y en las cuales ellas participan (tal como la producción de desechos y consumo de electricidad). Simmons y Chambers (1998) calcularon la primera serie de algoritmos capaces de convertir “Uso de Recursos” a “Área de Tierra Equivalente”, titulado “Metodología Eco–índice” (Chambers et al., 2000). El Instituto del Medioambiente de Estocolmo adoptó este acercamiento pionero. En el modelo Componente Base, el valor de la huella ecológica para ciertas actividades son precalculadas usando datos de la región estudiada (Simmons et al.,2000). Con el acercamiento Wackernagel’s, conocido como la Huella Ecológica Compuesta, seis principales tipos de tierra de espacio productivo son usados: tierra de energía fósil, tierra arable, pastura, forestal, tierra construible y espacio de mar. El acercamiento Compuesto considera la demanda humana sobre cada uno de esos tipos de tierra, para una población dada, donde quiera que esta tierra pueda estar.


Imaginemos que tenemos delante todo lo que hemos consumido a lo largo de la vida. La cantidad de desperdicios generada por este consumo es brutal. El documental "La huella ecológica del hombre" analiza nuestro consumo en el mundo desarrollado, desde que nacemos hasta que llegamos a la tercera edad, mediante una ilustración visual del impacto que supone cada persona sobre el resto de la población y sobre el planeta.


Las cifras son apabullantes: a lo largo de su vida, una persona consume una media de 7.550 litros de leche, toma 7.163 baños, en los que puede consumir casi un millón de litros de agua, y tiene 104.390 sueños.




Cada uno de nosotros enviará 40 toneladas de basura a los vertederos, se beberá 74.802 tazas de té, ingerirá 30.000 pastillas y medicamentos, y se comerá tantas alubias como para llenar una bañera. En nuestra vida caminaremos 24.887 kilómetros y recorreremos 728.489 en coche, distancia equivalente a ir y volver a la Luna, y harán falta 24 árboles para fabricar todos los libros y periódicos que cada uno de nosotros va a leer.


"La huella ecológica del hombre" apila todo el pan que una persona consume a lo largo de su vida y prende fuego al metano que emite. Todo, para crear una visualización única y convincente de la huella que dejamos en el mundo.........